Maimónides
Nació en la ciudad de Córdoba (España) en el año 1135. Cuando Córdoba fue conquistada por los almohades (1148), que impusieron el islam a cristianos y judíos, su familia decidió marcharse, primero hacia otras zonas de la actual España y luego hacia el norte de África. Maimónides llegó a simular adhesión al islamismo, pero nunca abandonó su fe. Ya siendo adulto se estableció en la ciudad de El Cairo (Egipto). Allí fue nombrado rabino y ocupo el cargo de médico de Saladino I, Sultán de Egipto y Siria, hasta su muerte en el año 1204.
Maimónides fue filósofo, médico, rabino e intérprete de la ley hebrea. En sus obras se muestra el esfuerzo por armonizar fe y razón, religión y filosofía; especialmente en su obra principal: Guía de los perplejos (aquellos que por leer a los filósofos ponen en duda su fe), que constituye, según Gilson, “una verdadera suma de teología escolástica judía”. La interpretación racionalista y alegórica de la Ley que realiza Maimónides en esta obra le mereció el repudio de los judíos ortodoxos, partidarios de una interpretación literal.
Maimónides sostiene que la fe y la razón no se oponen si se interpreta alegóricamente los textos de la Escritura. La Ciencia de las Escrituras y la Filosofía son conocimientos de distinta naturaleza, pero necesariamente se concilian. Su fuente filosófica principal es Aristóteles, al que conoció a través de Avicena y Averroes. De todos modos, se opone al estagirita en aquellos puntos en que su filosofía es irreconciliable con la fe, como es su concepción de la eternidad del mundo opuesta al creacionismo bíblico.
Como más adelante lo hará Tomás de Aquino (sobre quien Maimónides ejerció una notable influencia), afirma la posibilidad de demostrar la existencia de Dios valiéndose de la idea aristotélica del motor inmóvil. También la demuestra por la existencia de un ser necesario y de una causa primera.
Dios es causa final y eficiente del mundo. Su providencia lo abarca todo, hasta en sus detalles. El mal se explica por la limitación de la criatura y por sus desórdenes.
Maimónides afirma que, en muchos temas puntuales, la Filosofía no puede alcanzar las verdades que conocemos por la Revelación. Esta tesis fue retomada por los filósofos cristianos posteriores. Así, por ejemplo, según el filósofo judío, sólo sabemos que Dios es único porque él mismo nos lo reveló.
Admite la existencia de diez Inteligencias puras, inmateriales. Nueve de ellas presiden el movimiento de las esferas celestes, la restante es el Intelecto Agente, que ejerce su influencia sobre todos los hombres. El hombre sólo posee el intelecto pasivo y necesita del Intelecto Agente para conocer.
Tomado de la Academia de Ciencisa de Loventicus ( Rosario,Argentina)
ORACIÓN DE MAIMÓNIDES
¡Oh Dios, llena mi alma de amor por mi arte y por todas las criaturas!
Que no admita que la sed de ganancia y el afán de gloria me influencien en el ejercicio de mi arte, porque los enemigos de la verdad y del amor de los hombres podrían fácilmente hacerme abusar y apartarme de hacer bien a tus hijos.
Sostén la fuerza de mi corazón para que esté siempre pronto a servir al pobre y al rico, al amigo y al enemigo, al bueno y al malo.
Haz que no vea en el hombre más que al que sufre.
Que mi espíritu se mantenga claro en el lecho del enfermo, que no se distraiga por cualquier pensamiento extraño, para que tenga presente todo lo que la experiencia y la ciencia le enseñaron; porque grandes y sublimes son los progresos de la ciencia que tienen como finalidad conservar la salud y la vida de todas las criaturas.
Haz que mis pacientes tengan confianza en mí y en mi arte y que sigan mis consejos y prescripciones.
Aleja del lecho de mis pacientes a los charlatanes, al ejército de parientes que dan mil consejos y a aquéllos que saben siempre todo; porque es una injerencia peligrosa que, por vanidad, hace malograr las mejores intenciones y lleva muchas veces a la muerte.
Si los ignorantes me censuran y escarnecen, otórgame que el amor de mi arte, como una coraza, me torne invulnerable, para que pueda perseverar en la verdad sin atender al prestigio, al renombre y a la edad de mis detractores. Otórgame, Dios mío, la indulgencia y la paciencia necesaria al lado de los pacientes apasionados o groseros.
Haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia. Aparta de mí la idea de que lo puedo todo.
Dame la fuerza, la voluntad y la ocasión para ampliar cada vez más mis conocimientos.
Que pueda hay descubrir en mi saber cosas que ayer no sospechaba, porque el arte es grande, pero el espíritu del hombre puede avanzar siempre más adelante.
Una carta que deberiamos por obligacion tener tatuado en el corazon...Dra Fraty Nunez
muy interesante Dr. Espino
me gusta como escribe, espero por mas publicaciones