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¿Siempre estaremos igual?
Por Frank Espino
“Triste época la nuestra. Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio” Albert Eintein

Muchas personas nos leen cada miércoles y conocen cual es mi pensar.Es decir, saben que nos caracterizamos por ser positivo en muchos aspectos. Nos calificamos entre los que nunca ven el "vaso medio vacío", sino el "vaso medio lleno". Pero los acontecimientos repetitivos adrede, en lo social, político, salud, educación, seguridad, electrificación, nos impulsan al igual que muchos de ustedes en ocasiones, que estemos al lado de la balanza de los que sólo ven la negatividad.No hay un solo día en que una noticia en los diarios, en la radio y televisión, no exista una protesta, una huelga, unas declaraciones de voces de personas, comunidades, o ciudades, donde no se exprese la falta de voluntad para resolver una serie de problemas de "fácil" resolución.Nos convierten en vez de protestantes, en seres con una inmunidad a las adversidades. Si lo traducimos desde el punto de vista psicológico, en masoquistas.Nos duele cuando un profesional joven, capacitado, esperanza de sus familiares, tiene que emigrar por ver tronchadas sus aspiraciones.Es penoso ver las frustraciones de estudiantes de primaria, secundaria, universitaria, donde las precariedades los hacen que ocupen "cifras distinguidas" entre los estudiantes de países con el más bajo nivel de rendimiento.De la salud ¡Que horror! ¡Qué lastimosa es la esperanza de la superación de nuestros hospitales, médicos, enfermeras, laboratoristas, odontólogos, personal paramédico, administrativo, y de apoyo logístico en los actuales momentos, y ni hablar de los pobres pacientes. Si hacemos una proyección de los tiempos coloniales, sino fuera por alguna que otra automatización de procedimientos diagnósticos, sencillamente nos da la impresión que estamos petrificados, y no hemos pasado del tiempo del descubrimiento de la isla.¡Ni hablar del sistema vial!. Nuestras calles, avenidas, carreteras, están prácticamente iguales, en los últimos 30 años. Y las violaciones de las leyes que regulan el libre tránsito son innumerables, sin que a nadie le importe.¡Las desigualdades en sueldos son abismales! Mientras se discute el sueldo mínimo, otros sobrepasan el medio millón sumado a jugosas compensaciones. ¡Qué ironía! Del sistema eléctrico nacional, es tan catastrófico, que no podemos hablar de esto, porque la oscuridad de sus acciones no nos permite ver la luz.¿Seguridad ambiental y colectiva? ¿A quién le importa? Cuantas comunidades sin agua, y sin debida solución de las excretas. Un muerto más por violencia se convierte en estadística en vez de dolor. ¡Cuidémonos! Se ha preguntado:¿Por qué tenemos que estar así? ¿Siempre estaremos igual?Los que pueden cambiar las cosas con sus decisiones, están tan ensimismados que se tornan indolentes, o sencillamente no les importa el país.El pueblo en general, ante tanta dejadez, no le queda otra alternativa que dar la impresión de la voz latina: "Bis repetita placent" - es decir- "Las cosas repetidas gustan".El autor es médico, escritor y profesor universitario.http://frankespino.blogspot.comE-mail:frankoespino@hotmail.com

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